el mas grande lejos......
  notas de fredi carrera fotografo de la hinchada
 



EL SENTIMIENTO MAS HERMOSO(SER HINCHADE LA C.A.I)

2da fecha del Nacional B”
19 de agosto del 2007
CAI- San Martín de Tucumán

NOTA DE Fredi Carrera

El debut de la CAI en Comodoro Rivadavia, tenía fecha para el fin de semana que comenzaba del viernes 17 de agosto hasta el domingo 19 de agosto. Acostumbrados la gente de la ciudad esperaba ver al equipo el día sábado, sin embargo, la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) decidió que el partido entre CAI – San Martín de Tucumán se juegue el día domingo.
Con la fecha encima, y sabiendo que parte de la hinchada militante se suele juntar antes del partido, decidí llamar al Portu que dijo que no iba a ver reunión y que el domingo salía un colectivo con hinchas desdeEstados Unidos y Juan XXIII. Este colectivo es pagado por la hinchada a través de las ventas de números (sortean camisetas, pelotas, camperas, en el entretiempo), las ventas que realizan en el buffet, etc.
El día estaba nublado y amenazaba con llover, alrededor de las 13:30 hs llegué hasta el punto de encuentro. La elección de este lugar se dio a partir de la ubicación donde su guardan los trapos y bombos, además la mayoría de los hinchas militantes parecería que son de esa zona.
En el punto de encuentro estaban tres hinchas sentados sobre un cantero. Me acerqué y de a poco comencé a preguntar para entrar en confianza. “el Bocha” era el que tenía aspecto de hincha militante. El gordo vestía con un chaleco azul, tenía un gorrito gris sobre su cabeza, se mostraba serio, con rasgos duros y no manifestaba simpatía pero tampoco ignoraba mi presencia.
A media cuadra, venia “Carlos” que aparentemente había ido a comprar una “birra” como ellos dijeron. Destaparon la cerveza y comenzó a pasar en ronda, llegado el momento me pasaron la “birra”, tome un trago y siguió la ronda.
Saqué los cigarrillos de mi bolsillo y convidé de los mismos a los cuatro, pero llamativamente ninguno me aceptó. Al parecer no fumaban.
La CAI venía de perder en el debut del campeonato 2 a 0 con Quilmas, el partido había sido televisado por TyC Sport, por ende muchos hinchas de la CAI o seguidores del fútbol habían visto dicho partido. La resaca de la derrota todavía estaba en el ambiente, y algunos comentarios surgieron en el punto de encuentro. “ese Mauro no agarró una”, “pero no jugó tan mal” (en referencia a la CAI), “a la CAI le falta delantera, atrás estaba bien parado”.
La cerveza estaba llegando al vacío indeseoso de los hinchas, mientras pasaban un par de autos que saludaban a los hinchas y que ellos también conocían, era gente de la hinchada militante, la que se junta en el medio de la popular durante el partido.
Se acerca uno mas, “ahí viene el Mono” se escucha, un personaje con cara simpática, amable y charlatán, un poco payaso que rompía los lineamientos de “hincha antipático” que hasta ahora se veía. Me saludó, y a los minutos le llamó la atención el bulto que había debajo de mi campera, toco y le respondí que era la cámara, no hizo ningún comentario.
De a poco comenzamos a conversar y a partir de comentarios les hacía preguntas que no suenen como “vigilante” y en una de ellas me respondieron que el mono trabajaba de panadero, al igual que uno de los muchachos que llegó al principio.
De inmediato llegaron tres muchachos de alrededor de deiceséis a veintidós años, el mayor traía una mochila negra, con una hoja de marihuana dibujada a modo de estampa, algunos íconos de Rock nacional adornaban la mochila. Apenas bajaron del auto comenzaron a saludar, mientras el mayor sacó de su mochila una botella de un litro que llevaba el nombre de “Marcela”, la mezcló con soda en una botella de gaseosa de 2 ¼ litros. Todos rieron cuando vieron la acción, mientras tanto se podían escuchar algunos chistes o cargadas que se realizaban entre ellos. La mayoría de los chistes era sobre el alcohol tomado la noche anterior o poniendo en duda la masculinidad de alguno de ellos.
Otro grupo llegó, mientras Carlos y el Mono fueron a comprar más cerveza. Este último de adolescentes, al parecer menores de edad que se quedaron apartados del grupo que dominaba la situación.
Mientras tomaban otros se acercaban, todos saludaban con cordialidad y las risas y chistes se hicieron frecuentes. El “Marcela” pasaba de mano en mano, respetando la ronda, alguna que otra cerveza también.
Se acercó un hombre mayor que saludó y rápidamente se alejó y comenzó a mirar el paisaje. Algunos nenes de entre diez y trece años salieron a buscar los trapos y tambores a la casa de uno de los referentes. Lo colores de la CAI, se distinguían en el lugar, muchas camperas con los colores de la CAI, y algunas camisetas que se escondían por debajo de buzos y camperas que los protegían del frió.
El único con musculosa, era el Mono que en más de una oportunidad se había quejado del frío.
Cruzando la calle venía un grupo de cuatro personas, “ahí viene este con su barrita” se escuchó. Uno de los referentes del grupo había llegado, saludó a todos y a mí me dijo entre el saludo y la distancia “guarda que a vos te la quieren dar”, entre risas se alejó y se unieron al grupo. Su frase lo tomé como un chiste, estaba tranquilo, por el momento me preocupaba la cámara fotográfica, pero la mayoría del grupo se mostraba amistosa y sin inconvenientes por mi presencia, a pesar de que el flash ya había iluminado sus rostros más de una vez.
Unas treinta personas estaban a la espera del colectivo de la empresa “Patagonia Argentina”, los bombos sonaban y el alcohol pasaba de mano en mano, aunque algunos preferían no tomar. Mientras uno de los que estaba desde el principio en el lugar, comenzó a pedir dos pesos para el vino. Muchos satisficieron su pedido, al fin y al cabo era para todos. Se acercó y me dijo “vieja, tenés dos pesos para el vino”, saqué de mi bolsillo y solo tenia cinco, esperaba que los acepte sin decir una palabra. Sin embargo, me dijo “saca tres pesos” mientras me señalaba su mano.
Ya estaba el grueso de la hinchada en el lugar, la mayoría de los muchachos que rondarían los 30, solo dos hombres de alrededor de cincuenta estaban mezclados entre la hinchada, sin embargo se mantenían más tranquilos que el resto. Entre los trapos, se veían algunos paraguas con los colores de la CAI.
La vestimenta típica del hincha, parecía ser un pantalón de “yoggin” o sport, el rompevientos de la CAI para quienes lo tenían o, si no, alguna campera y el gorrito de lana o gorra.
14:05 hs llegó el colectivo a Estados Unidos y Juan XXIII; los muchachos que habían ido a comprar alcohol, que entre ellos estaba el Mono, todavía no llegaban. Algunos comenzaron a subir de inmediato a acomodar los trapos y bombos, otros esperan abajo y yo quería ser el último en subir. Llegaron los muchachos con los vinos y todos comenzaron a subir al colectivo. Carlos me dijo que suba, de manera amable a modo de invitación, él fue el último en subir y el primero en decirle a los de atrás que tengan cuidado con la puerta, porque el chofer la iba a cerrar.
Carlos tenía un gorrito gastado de la CAI de estilo playero, usaba lentes y se veía una persona tranquila, llevaba un celular último modelo. Una vez arriba del colectivo, se acomodaron para el recorrido. Un nene sacó una bandera por la ventana y la mitad de su cuerpo para poder ir agitándola. Mientras otros se ubicaron al costado de los referentes para poder tocar sus bombos. El Mono iba en el último asiento tocando uno de los bombos, sin embargo se notaba que no coordinaba el ritmo, causaba gracia verlo.
El mezcladito ya estaba preparado, en las mismas botellas de gaseosa colocaban el vino, cantaban y bromeaban a la vez. Algunos querían llevar la batuta pero se notaba el predominio de los referentes a la hora de los cantos. Algunos de los cánticos iban dedicados a la hinchada de Huracán, aparentemente parece ser el rival, el clásico si disputaran el mismo torneo. Una sola mujer iba en el colectivo una joven que tendría dieciséis años aproximadamente.
Una vez que el colectivo llegó al estadio, los hinchas bajaron y se quedaron al costado de la entrada, en ese lugar se tomaba el vino que quedaba y se entonaban algunas canciones antes de ingresar al estadio. Se formó una ronda, donde estaban los referentes, el bocha, el gordo de lentes, Carlos el joven que trajo el Marcela y el que organizó la vaquita para los vinos, entre ellos fumaron cigarrillos de marihuana y también habanos.
Uno de los jóvenes le pidió a Carlos un cigarrillo, al parecer Carlos le iba a dar un “porro”, pero el joven respondió “no porro no, boludo, cigarrillo”.
Mientras tanto uno de los referentes el “negro Miguel”, se paró encima de una de las columnas y comenzó a alentar para que canten. Cuando terminó uno de los cánticos grito “eh loco no cantamos una mierda ¿Qué pasa?” los cánticos siguieron y luego de unos minutos ordenó que le sacaran el bombo al Mono “Sacáselo porque lo va a romper. Después cuesta plata, sácaselo, sácaselo”. Este no ofreció resistencia, ni se quejó.
Más tarde comenzó a tratarlos de putos, pero en tono de broma, incluso a mí me dijo mira este reputo, ¿tanto te gusto que me sacás tantas fotos?”
El reloj marcaba las 14:55 hs faltaban cinco minutos para que comience el partido, antes había que intentar entrar algo de alcohol. Del lado de afuera había un hueco por donde podría pasar un nene si lo quisiera, este agujero daba al primer escalón de la tribuna popular. Al percatarse de la situación un nene de no más de ocho años tiró la idea “pasen los vinos por ahí abajo” señalando el agujero.
Comenzaron a hacer señas para que todos ingresen al estadio, en la puerta del costado, estaba el personal policial “cacheando” en la entrada como dispositivo de seguridad, habría ocho policial. Nadie pagó entrada, ni siquiera yo. Todos ingresaron, los revisaron a los grandes más que a los chicos, y ya estaban todos adentro.
Dentro del perímetro de juego se estaba realizando la presentación de los equipos infantiles que disputan el torneo que organiza la CAI. El torneo que le dio origen a la Comisión de Actividades Infantiles, con el cual se hicieron conocer en sociedad, por el año 84’.
La tribuna popular cuando juega la CAI, se puede dividir en tres partes: el lado derecho donde se ubica la gente que es fanática del fútbol, y algunos simpatizantes de la CAI. Se caracteriza por haber gente de clase media alta, es un ambiente muy tranquilo y poco eufórico.
El centro de la popular esta reservado para la hinchada militante, los que organizan los trapos, llevan adelantes los cánticos, y ponen el colorido en el estadio.
La tribuna izquierda es similar a la parte derecha, quizás se ve más gente en este sector pero en todo caso tiene las características de la parte derecha.
Los hinchas militantes se quedaron unos minutos en la entrada del estadio, mientras que entre los chicos se veía una mochila de Racing Club de Avellaneda. Más alto en las tribunas del lado izquierdo se podía ver un hombre sentado con una campera de Boca Júnior.
A la espera del partido dos nenes jugaban al fútbol entre ellos, en el pasillo donde se maneja la gente, por su parte se podía apreciar que los primeros cuatro escalones de asientos estaban vacíos.
Por ser el debut de la Comisión de Actividades Infantiles, en la ciudad, el club organizó la presentación de los equipos que disputan el torneo infantil, además de la presentación de las divisiones inferiores. Los padres de los niños acompañaban a sus hijos desde las tribunas, la gran mayoría estaba ubicada atrás del arco, en dirección al barrio general Saavedra. Gente tomando mates, disfrutando en familia como se acostumbra a ver en el estadio cada vez que juega la CAI, hasta un perro caniche toy, estaba en las tribunas, echado, con su hocico apoyado sobre el cemento al lado de una mujer de alrededor de 50 años, que tomaba mates con quien podría ser su hijo mayor y su nuera.
Los equipos salieron al verde césped y comenzaron a escucharse los primeros aplausos de bienvenida para el equipo de Comodoro. Los jugadores en el medio de la cancha respondieron con los brazos levantados mirando al grueso de la hinchada militante.
El partido estaba por comenzar, sin olvidar los silbidos para el equipo rival cuando tocó el césped propio. Luego de asegurarse de que el público ajeno al terreno de juego este fuera de los límites del mismo, el árbitro tocó el silbato que dio comienzo al partido, con una platea a medio llegar.
Por su parte, en la hinchada se comenzaban a escuchar los primeros cánticos de aliento al equipo “que esta tarde, cueste, lo que cueste. Que esta tarde lo tenemos que ganar”. Tampoco se olvidaban de los hinchas de San Martín de Tucumán que habían ingresado al estadio, a pesar de estar prohibió por orden de la AFA. Incluso los tucumanos desplegaron una bandera que llamó la atención de la tribuna local.
El partido estaba aburrido, la CAI no lograba tener el balón y generar peligro concreto y tampoco visitante ayudaba al espectáculo. Al mismo tiempo, los hinchas bajaban el rendimiento, y comenzaba a apagarse de a poco el ruido que generaban.
En el grueso de la hinchada, el flaco de lentes, se enojaba al ver que eran muy pocos los que cantaban. Algunas puteadas en los cánticos, otros de alientos para los jugadores y sin olvidarse de Huracán de Comodoro.
El primer tiempo terminó 0 a 0, y hasta el momento los hinchas estaban preocupados, pero todavía no se lo hacían sentir al equipo, del que no se olvidaron durante los 90’ fue del árbitro, algo característico en las hinchadas argentinas.
En el entretiempo, algunos bajaron de la tribuna, para comprar el clásico choripán, otros solo se quedaron sentados en la tribuna. Algunos de los hinchas militantes bajaron de la tribuna para organizar el buffet y la venta de números para el sorteo de una campera de la CAI.
Sentados en la tribuna, esperando el comienzo, se acercó uno de los hinchas al Negro Miguel y le mostró su celular con bluthu, sus auriculares inalámbricos lo sorprendieron, no entendía como colocárselo en la oreja. El dueño, se lo colocó y este dijo con tono nostálgico “¿lo que es la tecnología no?”. Estaba tranquilo en la tribuna, mucho silencio y cansancio, ya no había alcohol para tomar y solo se esperaba el comienzo del partido, cuando de repente volaron papelitos por el aire y se escucho “¿ahora lo tirás, boludo?, ¿para que lo vas a tirar cuando empezó el partido?” a modo de protesta.
A los minutos ingresaron los equipos a la cancha y el partido comenzó con el nerviosismo que palpita el final. Algunos bueno toques y buen disparo de Pipo Cáceres que el arquero saco por encima del travesaño, en ese momento la hinchada militante se levantó y comenzó con más fuerza sin olvidarse de Pipo que además es uno de los referentes del equipo y se ha ganado un lugar de privilegio en el corazón de los hinchas azurros.
Al que no le tenían paciencia después de varios errores, era a Mauro Villegas, que tuvo un par de decisiones desacertadas y encima lleva la camiseta número 9 que lo obliga casi a jugar bien la mayoría de los partidos.
Los hinchas militantes estaban a la expectativa, mientras el resto de la hinchada parecía una postal. Imagen congelada, quizás algún movimiento en alguna jugada de peligro.
Solo algunos hiper fanáticos del fútbol, se animaban a gritar y a reclamar el mal juego de los jugadores. Para esto, el mono que sufría los efectos del alcohol era el hincha más expresivo de la hinchada militante, gritos, protestas, consejos, distintas alternativas que eran risas de algunos y protestas en murmullo de otros que se sentían molestados por su actitud. El Negro Miguel, por su parte le decía que no insulte a los jugadores, y alentaba a la hinchada a cantar. Algunos de los hinchas estaban en el paraavalanchas, Carlos era uno de ellos que comandaba los cánticos e intentaba contagiar a los hinchas.
Por su parte el resto de la hinchada se mantenía en paz, aunque había algunos que cantaban y gritaban pidiendo respuesta de juego. Incluso un hincha cuarentón les pidió a los nenes de la hinchada que bajen la bandera, no se lo dijo de mala manera, sin embargo los niños hicieron caso. El Negro Miguel enojado le dijo al Mono y compaña que levanten las banderas, el equipo intentaba jugar mejor y los cánticos tenían todo tipo de destinatario, incluso había gritos de protesta para Julio Zamora, pero en especial para Mauro Villegas.
En el medio del partido, algunas preguntas fueron dirigidas para los hinchas que estaban al costado de la hinchada militante y más de uno confeso ser hincha del “Globo” pero que le gusta ir a ver fútbol de nivel al estadio, y si tienen que elegir un resultado todos quieren que gane el azurro.
El sonido aumentaba, se contagiaban algunos y otros hinchas que estaban distanciados de los hinchas militantes, se acoplaron para alentar al equipo. La intención era contagiar al equipo, entre todos llevar a la CAI a la victoria. Sin embargo, pasaban los segundos, y también los minutos, el partido llegaba a su fin, hinchas, cuerpo técnico y jugadores esperaban el sonido del silbato, que rompería con el puntaje ideal que hasta antes de este partido tenía San Martín de Tucumán. Por su parte, la CAI no cumplía con las expectativas de los hinchas, y tendría que esperar la próxima fecha para ver que pasa.
El hombre de negro indicó el centro de la media cancha, el partido terminó como empezó, 0 a 0 rotundo, que tenía un agrio sabor a derrota, la gente silbaba y aplaudía al equipo y los sectores laterales rápidamente se retiraban del estadio por la puerta principal, el tumulto demoraba la salida y algunos aprovechaban para mirar a los hinchas militantes que manifestaban su bronca a través de gritos y de los últimos cánticos.
La tribuna vacía, marcaba el ánimo de los hinchas, cada uno por su lado, ayudaba sacando las bandera, o desatando los nudos del para avalanchas, que en realidad es una imitación incompleta de lo que se ve en primera división.
Después de 10’ de espera comenzaron a llegar los primeros hinchas, al colectivo una vez que se terminó de subir los bombos y los trapos, el colectivo prendió el motor para volver al punto de encuentro.
El ánimo no era el mejor, el cansancio de cinco horas comenzaba a pesar sobre los cuerpos robustos de algunos hinchas, mientras que los más chicos permanecían sentados pensando en el resultado. Algunos chistes se escuchaban entre los más grandes.
Antes de llegar al punto de encuentro, el colectivo se detuvo en la casa de uno de los hinchas, para bajar bombos y algunos trapos, en el lugar había una camioneta semi nueva y un cuatriciclo. Luego avanzó una cuadra a pedido de los hinchas y dejaron el resto de los bombos y trapos. La cordialidad al despedirse me llamó la atención, el flaco de lentes que parecía ser el más agresivo verbalmente o riguroso a comparación del resto, me pregunto si yo bajaba, le contesté que no, el colectivero seguía un recorrido que me beneficiaba.
En el colectivo iba otro hincha, que no estaba en el núcleo de la hinchada militante, pero volvió en el colectivo porque no hay problemas con nadie.
Recién sobre el final del partido, y de vuelta a casa, pude charlar con un hincha fanático de la CAI, que no era parte de la hinchada militante, orgulloso me mostró su carnet de socio y me remarcó que el no era de acá, y que cuando recién llego a la ciudad, había tenido una mala experiencia una vez que había ido a ver a Huracán “nos corrieron a los piedrazas, palos, todo”. De ahí en más había encontrado este mundo distinto, diferente, porque estaba tranquilo y eso es lo que busca el fanático del fútbol. El que no busca problemas, ni tiene piedras en los bolsillos. Con orgullo me dijo: “la CAI es un sentimiento, ojala que no cambie si sube a primera”.


GRACIAS C.A.I X DARNOS TANTAS ALEGRIAS...... DE
IGNACIO.........Y DE PARTE DE TODOS LOS HINCHAS DEL AZURRO.....

 
   
 
****PAGINA DEL HINCHA AZURRO**** ***Nacho**** Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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